Origen de Los Tres Ángeles

He decidido empezar a compartir con vosotros, en esta web, algunas curiosidades sobre mí, sobre mis libros… en función de las preguntas que más me repiten los lectores en presentaciones, eventos y por redes sociales y otras formas de contacto. Algunas las respondo en la sección Pregunta lo que quieras, del canal de youtube, pero hay algunas que son más largas y, además, no a todo el mundo le gustan los vídeos. Así que voy a empezar por una de las preguntas más repetidas: de dónde vino la idea de Los Tres Ángeles.

Novelas románticas contemporáneas los tres ángeles: Amigos o algo más, Enemigos o algo más, Amantes o algo más

Quiero escribir una novela romántica contemporánea, pero de aquí

El germen de Los Tres Ángeles fue leer mucha novela romántica contemporánea… extranjera. Por aquel entonces, las autoras españolas no habían empezado a despuntar y no encontrabas nada cercano a no ser que supieras dónde rebuscar. Y yo todavía estaba entrando en el mundillo, así que no sabía rebuscar.

El caso es que la idea del romance contemporáneo me atraía, pero no podía sentirme identificada ni con las protagonistas ni con el contexto en que se desarrollaba. ¡Quería historias de protagonistas normales que vivieran vidas normales, no señoras de clase alta americana o mujeres superchic!

¿Qué haría con ese empeño? En principio, no se me ocurría nada que no implicara algo de fantasía, pero luego…

¿Quién es ese chico sexy, con ropa moderna y un parche en el ojo?

Amigos o algo más, portada de la segunda edición de esta novela romántica contemporánea

La imagen del que más adelante sería Leo me empezó a rondar la cabeza y comencé a hacerme preguntas sobre él. ¿Por qué llevaba parche? Para tapar una cicatriz. ¿Cómo se hizo una cicatriz así? Por una amante despechada… Y un sinfín de preguntas más que me hicieron conocer la psicología del personaje. Luego me pregunté cómo sería su entorno y qué clase de mujer sería su media naranja y así, poco a poco, fueron naciendo los personajes. Solo necesitaba algo que desencadenara la historia y…

Eh, estos chicos se parecen a los personajes no odiosos del F4

Llegada a este punto, me percaté de que tanto Leo como Charles y David se parecían, en el aspecto físico, a tres personajes clave del maravilloso cómic manga No me lo digas con flores (Akira Mimasaka, Rui Hanazawa y Soujirou Nishikado, respectivamente; a su amigo y protagonista, Domyoji, nunca le tragué). Así que decidí hacer un homenaje a ese manga y, aunque tenían personalidades bien marcadas que nada tenían que ver con los personajes del cómic, en algunos detalles puse cosas que recordaban a los chicos del F4. Por ejemplo, Mimasaka tenía dos adorables hermanas pequeñas y Leo tenía dos adorables sobrinas. ¡Ya tenía lo que pondría en marcha Amigos o algo más!

Una novia para Charles

Portada de la novela romántica contemporánea Enemigos o algo más, de la escritora Déborah F. Muñoz

Según avanzaba en la historia de Leo, me encontré con algunas escenas de Charles interesantes. Más concretamente, aquellas en las que aparecía, o se mencionaba, cierta Dama de Hielo. Y entonces me di cuenta de que sí, la odiaba… pero era la única mujer que parecía capaz de hacerle reaccionar, aunque fuera negativamente. Y, como del amor al odio hay solo un paso, me pregunté si a la inversa no se podría también.

Por supuesto, aquí solo tenía el punto de vista de Charles, y tuve que preguntarme el de Adela para construir Enemigos o algo más. Y entonces me di cuenta de que ¡ella también lo odiaba a él! Menudo reto tenía por delante… sobre todo teniendo en cuenta que no sabía cómo iba a acabar ninguna de las historias, y que las estaba escribiendo sobre la marcha…

El primer paso, estaba claro: sacarles del ambiente en el que solían coincidir. Moví los hilos para que se encontraran en la Toscana y me horroricé cuando Adela se lió a tirarle piedras, pero… ¡ostras, era lo que a él le hacía falta para darse cuenta de que estaba equivocado! A partir de ahí, todo fluyó.

Qué hacer con un solterón que no quiere dejar de serlo

amantes o algo más, los tres ángeles, novela romántica contemporánea

El más difícil siempre me pareció David. A Leo le pillaron desprevenido y Charles siempre buscó el amor, pero estaba claro que David disfrutaba con su situación. O quizás no tanto, me fui dando cuenta a lo largo de Enemigos o algo más… algunos detalles me indicaban que ese chico en el fondo se sentía muy solo y que había más postureo que otra cosa en su forma despreocupada de actuar. Necesitaba, eso sí, una chica que le pusiera firme.

Entonces también me fijé en Clara. Al principio me pareció una mosquita muerta, pero luego dio algunas muestras de carácter. Y me di cuenta de que, bajo esa capa de timidez, había un filón: era una mujer original y diferente, capaz de convertirse en la horma del zapato de David y de despertar su interés. Pero combatir esa timidez que rozaba la fobia social iba a ser complicado, por eso Amantes o algo más, además de ser una historia de amor, y de tener más erotismo que en las otras dos juntas, es sobre la lucha de Clara para plantar cara a su miedo a ser el centro de atención.

Luego todo fue cuestión de reescribir, reescribir, reescribir…

Lo malo de escribir una trilogía sin un mapa, y casi sin una brújula, porque en el fondo me importaba un carajo si acababa bien o mal mientras tuvieran un buen final (vale, no hubieran sido novela romántica sin final feliz, ¿y qué?), es que, conforme van apareciendo situaciones y detalles que sacan a relucir la verdadera personalidad de los personajes, tienes que reescribir lo escrito para ajustarte a los nuevos datos que tienes. Y, por supuesto, no voy a negar que mi trabajo con Divalentis me ayudó a perfeccionar mi técnica de escritura bastante, lo que me motivó a reescribir todavía más partes, añadir y quitar muchas páginas… Vamos, que no es mucho decir que escribí como cinco borradores antes de llegar a los resultados finales. Y hubiera hecho muchos más, porque soy una perfeccionista, pero por suerte he aprendido cuándo parar.

La verdad es que estoy muy satisfecha del resultado de estos tres libros, aunque sois vosotros, los lectores, quienes tenéis que juzgarlo. Ya me diréis…


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