Me han dicho muchas veces que tengo personalidad tipo T. También se llama «personalidad Renacentista», y significa que tengo una curiosidad insaciable que me hace tener muchos más intereses y actividades de las que un ser humano puede abarcar. Y encima tengo la manía de querer hacer todo de forma sobresaliente.
Tener una forma de ser así no es fácil, no solo porque te aburres con facilidad, sino porque, por mucho que hagas, tienes que renunciar a muchas cosas más. Pero, aunque no pueda hacer absolutamente todo lo que desearía, sí que puedo hacer las máximas actividades posibles sin quitarme horas de sueño. Y ahí es donde entra la Gestión del tiempo. A la fuerza ahorcan.
El caso es que tengo el don de la eficiencia y de optimizar mi tiempo. Tuve varios trabajos a la vez que estudiaba en la universidad y aun así me saqué la licenciatura con un Premio a la Excelencia. Luego, durante un tiempo, estuve trabajando por cuenta propia y por cuenta ajena y todavía me sobraba tiempo para leer y reseñar tres o cuatro libros por semana, escribir y publicar relatos cortos y libros, meterme en todos los saraos literarios, mantener mis amistades e irme de viaje en cuanto podía.
«¿Qué haces, magia?», me preguntaban algunos. «¿Cómo lo haces, cómo te las apañas?».
«Tengo mi método», respondía yo.
Muchos me pidieron el método y, tras explicárselo a varias personas, que empezaron a aplicarlo y a mejorar sustancialmente su uso del tiempo, decidí materializarlo en un libro, ¿Dónde está mi tiempo?
No había inventado la rueda (hay mucho sentido común en la Gestión del tiempo y muchos autores lo han materializado en distintas teorías que se parecen mucho), aunque el libro no tenía nada que ver con lo que había en el mercado: era finito, iba muy al grano y explicaba las cosas de forma cercana, paso a paso, con ejemplos prácticos sacados de mis propios horarios demenciales.
En principio, ahí se quedó todo. No le di mucho bombo, porque yo estaba a otras cosas, centrada sobre todo en mover mis novelas, que eran lo que me divertía. Pero el boca-oído movió el libro por mí. Poco a poco, empecé a recibir mensajes de agradecimiento de lectores y me enteré de que algunos coach habían recomendado el libro a sus clientes, además, empezó a aparecer en distintos rankings.
Pero empecé a pensar en retomar el tema, porque el libro está ayudando a muchas personas, y podría ayudar a muchas más si llegara a ellas.
El enfoque del trabajo en la oficina también era muy demandado por alguno de los lectores, así que comencé a preparar La oficina eficiente y, tras ponerme en contacto con Oberon, decidieron publicarlo.
Aproveché para realizar algunos ajustes en las definiciones para que quedaran más claras, así que hay un poco de diferencia con el original, aunque el método es el mismo, lo cuento con otras palabras y además lo adapto a ejemplos de oficina, y a las dinámicas de trabajo en equipo.
Le sigo dando vueltas, sin embargo, al libro original, no solo para unificar conceptos y definiciones, sino para mejorarlo en otros detalles. Puede que dentro de poco haya novedades… Pero antes necesito un reajuste en mis horarios (algo que hay que hacer frecuentemente si quieres gestionar bien tu tiempo, en cualquier caso, cosa que explico en el libro).
Mis rutinas ya no son tan demenciales como en la época en la que escribí el libro (la fatiga derivada de la esclerosis múltiple me ha obligado a bajar el ritmo) pero, para qué engañarnos, solo tienes que leer una entrada de las que resumen el mes, o el año, para saber que no paro quieta. Aun así, lanzaré lo que tengo pensado muy pronto. ¡Estate pendiente!