Si sigues esta web, te habrás dado cuenta de que hago muchas cosas. Escribo. Leo. Viajo. Voy a exposiciones. Hago esgrima histórica. Diseño ropa. Veo pelis y series. Gestiono los blogs. Trabajo. Una locura, vamos (puedes ver un resumen rápido de mis actividades principales en esta entrada). Y, aun así, tengo una lista infinita de cosas que quiero aprender, hacer, probar y descubrir.
Por supuesto, aunque seas una maga del tiempo y tengas un método increíblemente bueno, el tiempo sigue siendo finito. Sé que moriré sin haber leído todo lo que quiero leer, aprendido lo que quiero aprender, viajado lo que quiero viajar, escrito lo que quiero escribir. Pero mi objetivo es hacer todo lo posible y para eso tengo que centrarme en unas pocas tareas cada vez.
El momento en el que acabo uno de mis proyectos, sobre todo si es uno largo, es mágico y satisfactorio. Este verano lo he vivido varias veces; es lo mejor. Y justo en ese momento mágico es cuando llega la hora de decidir qué hacer a continuación para llenar ese maravillo hueco que la tarea ha dejado en mi calendario.
Para hacerlo, nada más sencillo. Me hago una serie de preguntas que me ayudan a priorizar las tareas pendientes. Esas preguntas son las siguientes:
- ¿Hasta qué punto me hará feliz esta tarea?
- ¿Esta tarea me ayudará a estar más sana?
- ¿Esta tarea me aportará algún conocimiento interesante o útil, o me ayudará a crecer como persona de alguna forma?
- ¿Esta tarea me ayudará a conectar con los demás?
- ¿Esta tarea me hará la vida más fácil?
- ¿Esta tarea tiene potencial de aportarme ingresos?
La tarea de la lista de pendientes que tenga más síes, y con más peso, es la que entrará en mi calendario. La última pregunta, por cierto, es la menos importante, pero, ante dos tareas que tienen más o menos el mismo aporte, si una de ellas es monetizable y la otra no, el factor dinero facilita la elección.
Hacerte estas preguntas con respecto a tus tareas pendientes te será muy útil, así que te recomiendo que hagas el ejercicio.
Por ejemplo, yo, este verano, lo he hecho y he elegido, entre todos los proyectos que me gustaría emprender, el proyecto Nefertari. ¿Por qué? Porque:
- Me hace feliz escribir
- Es un proyecto interesante, que me aportará infinidad de conocimientos alucinantes
- Me ayudará a crecer como escritora al ser completamente diferente a lo que he hecho hasta ahora.
- También me hará conocer gente nueva, porque parte de la documentación implica un viaje (lo cual también me hará muy feliz) en el que conoceré a otros viajeros apasionados de Egipto. Y, cuando se publique, es de esperar que lectores a los que les guste Egipto contacten conmigo.
- No me hará estar más sana, vale, y sin duda me complicará la vida más de facilitármela…
- Pero el resultado va a ser una novela espectacular y, a lo mejor, gano algo de dinero con ella.
El Proyecto Nefertari era, por tanto, la elección adecuada. Os iré informando 😉
