Hay mucha controversia con el tema de la multitarea. Para muchos es la panacea de la gestión del tiempo, para muchos otros es un lastre a la productividad. La realidad es un término medio.
La multitarea existe, pero tiene sus límites y está condicionada al tipo de tareas que quieras combinar. La clave está en el nivel de concentración requerido: no puedes hacer a la vez dos tareas de alta concentración, porque, una de dos, o haces ambas cosas mal o tardas mucho más en hacer las dos cosas a la vez de lo que tardarías en hacerlas de una en una.
Cuanta más concentración necesites para realizar una tarea, menos eficiente serás si la mezclas con otras tareas a la vez. No obstante, sí que puedes combinarla con otras que requieran menos concentración, y desde luego puedes combinar varias tareas de baja concentración a la vez.
Por ejemplo, puedes escuchar con atención un podcast (tarea de alta concentración) mientras cocinas (tarea de baja concentración) o haces cualquier cosa más o menos mecánica. Pero no puedes escuchar con atención un podcast mientras lees un libro (otra tarea de alta concentración) porque ni te enterarás del podcast ni te enterarás del libro.
Por eso en el mundo de las oficinas la multitarea es un freno a la productividad: la mayor parte de las tareas requieren alta concentración, e intentar combinarlas hace que perdamos hasta un 70% de productividad.
No obstante, en la vida cotidiana y en tu casa hay muchas más oportunidades para encontrar tareas de baja concentración que puedas combinar con otras, ¡todo está en ponerse a buscar!