Origen de Atrapada en otra dimensión

Al hilo de las curiosidades sobre mis libros (de momento solo os he contado las de Los Tres Ángeles) voy a continuar con otra de las historias curiosas sobre el origen de mi obra más loca, Atrapada en otra dimensión.

Atrapada en otra dimensión, 3ª edición. Composición y fondo.

¡Hazte un blog!

Esta era la exigencia que me hacía una amiga constantemente. Al final, por no oírla más, decidí ceder y hacerme uno, pero ¿de qué? No quería escribir sobre mi vida personal y, como no estaba metida en el mundillo de los blogs, pensé que eran una especie de diario… Así que decidí escribir un diario, sí, pero de otra persona. De una chica llamada Diana, para concretar más.

Por entonces era una adolescente y estaba de moda Crepúsculo, por lo que era inevitable que pensara en hacer una especie de triángulo amoroso. Pero, como no me gustaban los hombres lobo, decidí que dicho triángulo sería entre dos vampiros (triángulo que ganaría Alexander) y la protagonista. Por suerte, los personajes no estaban por la labor y la historia derivó en algo mucho más divertido, original y maravilloso. Pero bueno, por seguir con el orden cronológico y el planteamiento inicial, el argumento era un poco vergonzoso. Algo así:

Diana tiene dos grandes problemas: el primero es que está atrapada en otra dimensión, sin posibilidad de volver pronto a casa, y el segundo es que sus compañeros son dos vampiros que quieren de ella algo más que su sangre.

Los personajes se descontrolan desde el inicio

Ya desde las primeras entradas, ninguno de mis personajes iniciales se comportaba como a mí me daba la gana. Mi protagonista era un poco especial, desde luego no encajaba con el molde de «adolescente hormonada que entra en un triángulo amoroso con seres paranormales». Al contrario, era muy, muy pragmática. Tenía un objetivo (volver a casa) y le importaba un carajo que sus acompañantes estuvieran buenos. A ellos dos tampoco parecía interesarles gran cosa Diana, más allá de que era su oportunidad para volver a casa.

Estaban los tres tan centrados que decidí que necesitaba un poco de caos en la historia. Y tenía un mundo mágico del que todavía no habían salido más personajes ni se habían explicado demasiados detalles para hacerles el contrapunto a mi protagonista y sus acompañantes. Fue un proceso bastante complejo, aunque divertidísimo, ese de crear Esmtezlia, un mundo fantástico repleto de caos pero aun así coherente. Y elegir acompañantes para que se unieran al grupo también. En este caso, quería que la protagonista hiciera una amiga que le ayudara a descubrir mejor Esmtezlia (Careas también se me descontroló y acabó ejerciendo un papel totalmente distinto) y algún personaje más que acompañara a Diana y que hiciera que su experiencia un poco más loca de lo que ya era. Así nacieron Prastes y Desmias.

Los Bodweanos

Prastes y Desmias tenían que jugar un papel en Atrapada en otra dimensión como el de los kenders en la Dragonlance: introducir un poco de caos en el grupo de aventureros y tener un toque desenfadado. Por supuesto, no podía hacer algo similar a los kenders. Así que decidí reírme de mi propio planteamiento inicial: quería una adolescente hormonada, pues bien, mi protagonista no estaba por la labor, pero toma dos tipos obsesionados con el sexo. Justo cuando tomé esa decisión estaba puesta en la tele un documental que hablaba de animales que cambiaban de sexo a voluntad y mi cerebro hizo la asociación. Así nace esta raza de seres tan peculiares. Aunque Prastes y Desmias eran únicos: cuando decidieron separarse del grupo (contra mi voluntad) y les sustituyeron dos compatriotas, no fue lo mismo.

¡Nadie me lee! ¿Me cargo a la protagonista?

Llevaba ya unas cuantas entradas cuando me percaté de que las visitas del blog no aumentaban. Por entonces no tenía mucha seguridad en mí misma y pensé que quizás se debía a que estaba escribiendo una locura tan grande que nadie quería leerla. Y no, no me fumaba nada raro mientras lo escribía. Simplemente, me lo pasaba bien y puteaba a mi protagonista todo lo posible.

Pero bueno, el caso es que mi inseguridad me hizo plantearme si debería seguir o dar por finalizada la historia. Dado que era un diario, acabar era fácil: pondría a la protagonista en peligro de muerte y, si no continuaba el diario, obviamente se había muerto. Así pues, puse a la protagonista en una situación superpeligrosa y acto seguido publiqué una entrada amenazando con matar a Diana si no aumentaban las visitas. Por suerte, aumentaron bastante. Sospecho que solo tenía uno o dos lectores que recargaron varias veces la página y falsearon la estadística, pero en su momento me motivó bastante y seguí adelante con la historia hasta finalizarla.

Un ebook que se me fue de las manos

Cuando acabé, ya tenía un modestísimo número de lectores, pero era aparatoso para los nuevos leerla en formato blog, así que decidí recopilar todas las entradas tal cual, sin corregir, y subirlas a Bubok gratis. Y ahí la cosa explotó: Atrapada en otra dimensión se viralizó, comenzaron a salir reseñas por todas partes y más de un lector me insistió en que lo quería en papel, no solo en ebook. No lo vi claro hasta que hice números y me di cuenta de que me saldría rentable. Entonces fue cuando lo corregí y saqué la primera edición en papel, que voló. Tuve que sacar una segunda, que no voló tan rápido pero que también se agotó. La edición en ebook la dejé tal cual y siguió viralizándose.

También empezaron las decepciones. Piratearon el libro. ¿Por qué piratear una novela que está gratis? Muy sencillo. Por la pasta que te dan los ingresos por publicidad. Vamos, que algún tipo estaba ganando dinero a mi costa (calculé que más de un sueldo) mientras que yo no veía un céntimo. El problema era que además convirtieron el ebook a varios formatos sin control ni revisión posterior, y empecé a recibir mensajes de lectores que habían descargado ilegalmente el libro quejándose de que no ponía ningún acento, entre muchas otras cosas.

Por entonces, me había quedado sin ejemplares en papel y decidí que lo iba a hacer bien. Pensad que, aunque de adolescente escribía ya a un nivel que más quisieran algunos escritores (y sin faltas de ortografía, que conste, ¿qué culpa tendré yo de que el tipo que lo pirateó perdiera los acentos al pasarlo de un formato a otro?), no llegaba al nivel técnico que había alcanzado por entonces (una mejora con los años ^^). Así pues, decidí reescribir la novela de arriba a abajo y, la verdad, mejoró muchísimo. Luego, pagué una segunda corrección, edité el libro de una forma más profesional y convoqué a los fans para que eligieran la portada que más les gustaba. Por supuesto, eliminé del mapa el ebook pirateado y sin revisar. En su lugar, tras una odisea para hacer eso último, publiqué un ebook revisado, corregido y, aunque el precio es una cantidad casi simbólica, de pago. Y es que, si alguien tiene que lucrarse de mi trabajo, esa soy yo. Tanto más cuando he invertido mucho tiempo en reescribir el libro y me he gastado una pasta en volver a corregirlo: no tenía sentido seguir regalándolo. Y los lectores de verdad, los que respetan mi trabajo, no tienen inconveniente en pagar esa miseria (de la que Amazon se lleva un 70%, por cierto). De hecho, más de una vez me sorprendo encontrando Atrapada en otra dimensión, que ya tiene sus años, otra vez en el top 10 de su categoría. Y es que el boca oído sigue funcionando y los lectores siguen recomendándolo después de tantos años. Por algo será, ¿no creéis?


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