Cómo nació el mundo de los Incursores

Siguiendo con mis especiales contando de dónde vienen mis libros (recuerdo que ya he hablado del origen de Los tres ángeles, de Atrapada en otra dimensión y de Viajera interdimensional), hoy toca hablar de mi novela mezcla de fantasía y ciencia ficción Incursores de la noche.

¡Necesito escribir algo más serio!

Acabada Atrapada en otra dimensión, estaba ya un poco harta de escribir en género humorístico. Me lo había pasado pipa, pero soy de las que se aburren si están mucho tiempo escribiendo de lo mismo. Así que estaba un poco en blanco. Me dio por hacer una lluvia de ideas y en el top de la lista salió algo así:

  • Adoro el ciberpunk y no hay casi nada. Quiero escribir algo ciberpunk.
  • Me gustaría escribir algo sobre ese semielfo picarón con el que fantaseo de vez en cuando.
  • Quiero algo de aventuras, que no paren de pasar cosas, como en un juego de rol.

Así que tenía tres ideas que daban para tres novelas. Pero soy impaciente, así que dije: «¿Qué demonios?». Y lo mezclé todo.

Cómo casar el ciberpunk y la fantasía

Por aquel entonces, no tenía ni idea de que ya se había hecho algo así (no me topé con los maravillosos libros de Shadowrun hasta muchos años después), pero me dio un poco lo mismo. Decidí que los seres mágicos estarían en el mundo ciberpunk un poco contra su voluntad. El porqué, ya lo averiguaría según fuera escribiendo. Pero todavía tenía que desarrollar ese mundo.

Las ciudades cúpula

Era ciberpunk, es decir, una distopía. Y, en las distopías, lo diferente es lo marginal, lo que se intenta suprimir. Imaginé qué podía pasar si de repente unos seres mágicos aparecieran de pronto en un mundo así y surgieron las ideas de las Empresas Religiosas.

Más o menos a la vez, me vino a la mente una ciudad en una cúpula, aislada de la amenaza de la magia. Pero, al ahondar en eso, me di cuenta de que las ciudades cúpula ya existían antes y que lo que intentaban era aislar de la contaminación. Que dicha contaminación era la excusa para mantener a sus empleados dentro y que la tecnología habría avanzado para hacer sostenible la vida dentro de esos espacios, con árboles que viven gracias a los cables…

Las relaciones con los seres mágicos

Por un lado, los seres mágicos tenían capacidades extraordinarias que podrían rentabilizarse. Y, en un mundo ciberpunk dominado por grandes corporaciones, estas tendrían, como mínimo, negocios con ellos… Y eso facilitaba que bandas que intentarían aprovechar esas relaciones pudieran colarse y hacer sus incursiones en las burbujas.

Por otro lado, como ya he dicho, estas criaturas serían marginales, es decir, no se mezclarían con los empleados de las Empresas Religiosas, para no contaminar «la pureza» de sus fieles. Algo muy típico de las religiones radicalizadas, y más en un contexto autoritario y represivo.

Un choque de culturas

Ahora quería que uno de los protagonistas de la novela fuera del contexto de las burbujas, para mostrar cómo era ese mundo tanto dentro como fuera de las mismas. Dado que mi protagonista masculino era el semielfo, no quedaba más opción que Kati. Al principio, Kati era lo que parecía: una empleada corriente que no acababa de encajar, pero que soportaba el peso del condicionamiento de toda una vida. Ahora solo faltaba sacarla de su ambiente.

Con el hilo de pensamiento anterior, ya tenía la excusa para un encontronazo entre ellos: una incursión. Pero tenía que subirla a las plantas superiores, así que ahí entraba la proposición de su jefe (hasta mucho más tarde, ni yo misma pensaría que había algo detrás de ella).

Los incursores

Ahora solo faltaba completar la banda de Ares. Hacía tiempo que me rondaba la cabeza un elfo nigromante, así que decidí meterle en esta historia. Pero los nigromantes generalmente son malos, así que pensé que, hasta que averiguara por qué un elfo incursor practicaba artes oscuras, necesitaba un contrapunto que diera a entender que no era malo: ya teníamos un clérigo. Además, en un mundo tecnológico necesitarían un hacker (en este caso, una chica, PF) y un mecánico. Decidí que este último también le hiciera de contrapunto al elfo y fuera un enano. Por último, para incursiones complicadas necesitarían apoyo de otros guerreros, y en este caso añadí a una mercenaria, Afrodita. Y ya tenía a mi banda.

Las cosas son más complejas de lo que parecen

Lo que me encanta de escribir es que ni yo misma sé por dónde van a ir los tiros al principio. Tenía una base sólida, con un mundo complejo y personajes interesantes. También tenía claro que quería que hubiera mucha acción. Y descubrir más fragmentos de ese mundo, como otras razas y culturas de las criaturas mágicas. Lo demás fue todo un descubrimiento.

La verdad es que, inmersa en esa exploración, el romance quedó un poco en segundo plano, pero eso es precisamente lo que les gustó a los lectores. Por el feedback que he recibido, agradecieron salirse de la típica historia de romance paranormal (porque, lo reconozco, la historia de Kati y Ares es una estructura bastante básica) para adentrarse en un mundo original y nuevo donde se descubren muchas cosas apasionantes y hay acción y aventuras a raudales.

La estructura de mazmorras ayudó mucho, y me ayudó a descubrir poco a poco tanto a mis incursores como los secretos del pasado de Kati. El resto, es historia: un éxito arrollador que sigue llegando al top 100 más de cinco años después de ser publicado. Y tú, ¿aún no has salido de la burbuja?

Incursores de la noche. 2ª edición. Ilustración, tipografía y composición.

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